Los Antiguos nos dijeron: No solo sabe el que llega al titulo si no el que interpreta el acontecer en el momento de transitar el DO (camino) hacia la meta propuesta, entiende que ese instante no es perenne, y solo escriben tu historia los que te vieron alcanzarla, pero, si tu sensibilidad, en el transito, en tiempo y forma estuvo allí, también podrás transmitir la experiencia.-

¡Atento! que lo suficiente recién es, continuar el resto de la vida interpretando el acontecer, momento a momento al transitar el camino.-

Campeones enamorados arrojaron sus amores por ventanas.-
Campeones se lanzaron ellos.-
Campeones se drogaron y alcoholizaron.-
Campeones desenfrenados desencantados chocaron sus almas en autos por alguna carretera.-

¡He! Campeón, despierta, tu Camino comienza.-
Sigue trasmitiendo el legado.-
Se, la prueba viviente de que se puede.-
Muestra el camino donde fuiste sensible, para que la marea de espíritus te siga e imiten tus logros.-

¡Atento! con tu HONOR, es lo único que te llevaras de este mundo como elegante mortaja.-
Viendo tus nuevas metas, desde la cómoda serenidad del alma.-Observa a los nuevos, si usan bien o mal tu similar método, si logran nueva creatividad sobre tu legado, ese será tu éxito.

-Me dijo una Alumna en llanto desconsolado, faltando poco tiempo para un torneo muy importante. –

– Le respondí –

-. Siempre cuando uno entrena a conciencia el cuerpo parece que se queda en una meseta y no avanza, pero si persistes con voluntad esa sensación debe desaparecer; siempre te digo que tus prácticas son solo técnicas, si estás fuerte haces fuerte, si estás cansada practicas descansando, es por eso que empiezas el Kata muy bien y lo terminas con conciencia “descansando”.

Una vez un alumno me solicitó autorización para dar exámen y obtener el cinturón negro.

A pesar de mi opinión que aún no estaba listo para ello, el pensó que SI podría lograrlo al terminar el curso intensivo, que estaría óptimo física y mentalmente para alcanzar su objetivo, y ante su insistencia accedí, equivocadamente.

Mi Maestro, jefe técnico examinador, me llama al terminar el curso, y me reclama, que como envié a ese alumno a dar exámen si yo debería saber muy bien que no estaba preparado para ello, y que el lo notaria, situándolo en una posición de decisión incómoda, descubriendo mi error dejándome además expuesto a comentarios de otros instructores de nuestra escuela.

En defensa de mi alumno respondí, errando nuevamente:

.- Sensei, este alumno me dice que su realidad es, por físico y edad, que mayor técnica y destreza no podrá ofrecer.-

El Maestro me responde:

.- Daniel, hay en nuestra escuela practicantes técnicamente peores y más ancianos aún, pero la “Mente” de ellos de cinturón negro es, antes de dar exámen.
Instruye en la mente de tus alumnos lo que ser cinturón negro significa, porque si no lo comprenden caerán en su propia trampa. “Para los occidentales es mas fácil creer siempre que llegan, a que comienzan”.

.- OSS Sensei, respondí (y alli mismo construí una metáfora).

Su exámen tuvo traumáticos entredichos.
A su manera, obtuvo el primer Dan, la práctica posterior en el Dojo se encargó de madurar su mente.

—*—

Una vez un alumno muy bueno en la práctica, y aplicado en el entrenamiento, estaba óptimo mental y físicamente para ser cinturón negro demostrándomelo en sus infaltables prácticas cotidianas. Decidí convocarlo para ello, sorpresa me lleve con su respuesta:

.- Sensei, creo no estar preparado.

.- Bueno –dije-, nadie puede obligarte si tu piensas que no lo estás, la conciente negación es la peor enemiga en estos casos.

No volví a mencionarle el tema.

Durante los años siguientes seguía practicando pero interrumpía la práctica cada tanto, por distintos factores que la vida le imponía, trabajo, conflictos familiares, afectos de pareja, etc., hasta que un día me dijo:

.- Sensei ¿no será hora que ya de exámen?

.- Bien le dije, hazlo.

Sus técnicas fueron sólidas, pero no descollantes como solía serlo y su dinámica no fue tan sostenida en su Tokui Kata (kata favorito) como antes. De todas maneras fue técnicamente suficiente para obtener su primer Dan.

Al concluir su examen me dijo:

.- Sensei, no estoy conforme como di este exámen.

Golpeaba en su memoria los ecos de sus mejores tiempos.

Respondí:

.- Cuando eres muy exigente contigo, solo comprendes una parte de lo que ser cinturón negro es, tornándose difícil sentir la propia maduración.

A su manera obtuvo su primer Dan.
La práctica posterior en el Dojo se encargó de madurar su mente.

—*—

Una vez le dije a otro alumno:

.- Es hora de que rindas exámen.

.- ¡Oss!! Sensei! -me respondió-.

Fue, rindió y logró su cinturón.
A su manera obtuvimos su primer Dan.

—*—

Metáfora:

-Había un manzano, y sus frutos colgaban firmemente aún en sus ramas, “EL” fue, trepó al árbol, arrancó con fuerza el fruto y comió. Tenía cierto sabor.

-Había un manzano, y sus frutos caían por su excesiva madurez, “El” volvió sobre sus pasos y levantando la golpeada fruta la comió. Tenía cierto sabor.

Había un manzano, con sus frutas maduras. “EL” eligió cuál estaba a punto de caer y esperó debajo de la misma. Cuando la vio desprenderse abarajó el fruto en sus manos y lo comió. Tenía el justo sabor.

1. El majestuoso Título.

¿Cuánto tiempo has practicado?
¿Es proporcional a la cuota que pagas?
Los Danes, ¿suman la cantidad de tus golpes?
Sobre el Karategui como blanco fondo, ¡que lindo “brilla” la oscuridad del negro cinturón! ¿No?

Pero, ¿y tu entrenamiento en pulir tu espiritual fortaleza?

¿Y tu interior?
¿Tu humildad brilla?
¿Tu Solidaridad brilla?
¿Tu Honorabilidad brilla?

¿Brilla tu perseverancia en entender y vencer los obstáculos?
¿ó Brilla todo por su ausencia?

En tal caso, todo se oscurece como el cinturón, en la acción de solo ostentarlo con diferentes escrituras con nombres, rayitas y que se yo.
Pues nada, todo bien, para una Asociación.

¡Pero, solo las acciones, en el comportamiento ante tu semejante, cualquiera sea su condición, en lo social, por su pobreza o su riqueza, en su cultura o su incultura, por su honestidad o deshonestidad, en tu postura ante la adversidad, el que otorga el verdadero DAN está observando, y cuando pases sus pruebas, el te lo otorgará sin que estés al día con la afiliación.

“El Ello” te lo hará saber, si has crecido se hará notar en tu sensibilidad de entender y ver lo que acontece segundo a segundo a tu alrededor.

Un compañero de prácticas, Gran campeón y luchador de la vida, le dijo a un Maestro cuando este le quería otorgar un Dan político por sus logros deportivos: “Sensei, el Dan no me aumenta el poder del Giakuzuki”.

Si me encuentras algún dia te diré quién fue.

Es la práctica sistemática en la ejecución de encadenamientos técnicos de bloqueos y contragolpes en el arte del Karate Do.
Sería esta una breve y concisa definición.

PERO, cuando el cuerpo mueve su sombra en lucha, se produce un eclipse maravilloso entre el ESPIRITU, el GESTO y el INSTANTE donde el KATA comienza a revelar su verdadero SECRETO.

La necesidad de perfeccionar los movimientos, se asemeja al cuidado constante del filo de una espada. Desentramar el significado de una técnica y su ejecución, nos aclara la victoria ante el imaginario adversario.

El ESPIRITU, en búsqueda de templanza, que a veces decaído por los avatares de la vida cotidiana, se reactiva en la práctica del KATA, elevando la autoestima hasta el punto exacto para afrontar los difíciles compromisos en pos de alcanzar los anhelos deseados.

El GESTO, en vigilia inalterable, durante minuto y segundos de la ejecución estimulará la percepción.

La HONORABILIDAD, infaltable, siempre al comenzar como al terminar la imaginaria contienda, nos enseñará a aceptar con meditada razón, nuestra realidad.

La EMOCION, al descubrir el futuro, lo que acontece antes de ser pasado, lo que ves, justo antes de lo que verás y lo que has visto, revela que plasmar el instante es el ARTE.

El análisis de este concepto nos invita a comprender lo escencial que es «RESPETAR LOS TIEMPOS», y tener presente el mensaje del Maestro FUNAKOSHI:

«Kata es una cosa, involucrarse en una verdadera pelea, es otra».

Sobre la VELOCIDAD y la FUERZA, los kata de nuestro Shotokan contienen las virtudes de dos escuelas muy antigüas del karate Okinawense, del Shorin la Velocidad y del Shorei la Fuerza.

Esta cualidad hace que el practicante pueda asimilar ambos conceptos, kata de fuerza y tensión como SOCHIN, JITTE o JUTTE, HANGETSU, etc., y de velocidad y agilidad como EMPI, KANKUDAI o KOSANKUDAI, GANKAKU, etc.

El concepto de la integración de estos katas se lo debemos al Sensei Funakoshi, que para honrar a sus dos maestros, decide que los estilos se podrían integrar, tomando los beneficios que cada uno obligaba en su práctica.

Haciendo mención de lo MODERNO, es que el Shotokan incorpora en su Kata el yoko gueri keague y el mikatsuki gueri, pero sobre todo movimientos de extrema lentitud: se narra en textos que este aporte lo realiza el Maestro Nakayama, impactado por técnicas del TAI CHI en sus viajes por China.

Ordenando todos los conceptos vertidos, me atrevo a decir que aquéllos que practiquen el Shotokan lograrán incorporar los beneficios de la Velocidad, la Fuerza y la Lentitud, desarrollando las cualidades que cada practicante necesite para acentuar en su PERSONA.

Un prestigioso médico por un fatal accidente pierde a su hijo. La esposa en total estado de desesperación padece un brote sicótico por el fatal suceso, cayendo en estado depresivo agudo hasta llegar a un abandono total, desatendiendo los otros afectos familiares que sufrían por la misma pérdida.

Este médico comienza la práctica de karate como algo pendiente que no había concretado en su juventud, a modo de esparcimiento mental, motivado por un colega y estudiante avanzado de Seiken Karate Dojo.

Cuando llega a su casa, cuelga su nuevo karategui (indumentaria de práctica) en su perchero, pero con sorpresa, su esposa desde la cama mira fijamente esta prenda e inmediatamente por la similar indumentaria, sin conocer puntualmente la diferencia, recuerda que su hijo en algún momento había practicado algún arte marcial, y se sorprende de que su marido, a esta altura de su vida y carrera profesional, se interesara en este arte.

Inmediatamente en su sorpresa, se sobrepone cambiando su actitud, motivándose y tornándose más activa y tratando de dominar su dolor.

¿Habrá recordado tal vez las escenas de su hijo practicando, tratando de vencer a su ocasional compañero de práctica, o tratando incansablemente que una técnica le saliera bien sin claudicar ante las adversidades, luchando por su éxito?

Estimo que muchas cosas pudieron haber pasado por su torturada mente, pero ante esta anécdota, solo me atrevo a acotar lo siguiente:

Tratemos siempre de sobreponernos ante las pérdidas, por respeto al amor que sintieron aquéllos por nosotros, y siempre luchemos para no derrochar en lamentos todo lo que quede por vivir, porque nuestros antepasados siempre querrán que vivamos una digna y feliz vida, la que ellos no pudieron en cuerpo acompañar.

Respeta tu karategui y cinturón, después de ti serán un legado.
Y los legados siempre tendrán la energía de los talismanes.
Si crees en tu KI mental, empapa con el las cosas más queridas, y sentirás el poder de los símbolos.

Eiken Maehamasaki

ran mis primeros tiempos como instructor en la Y.M.C.A. de Bs.As., cuando vino a verme un Padre para pedirme si podrían practicar sus hijos de 10 y 14 años aproximadamente, que habían practicado antes no se que estilo y que eran cintas avanzadas.

Seguidamente los chicos me piden autorización para poder ostentar el color y la graduación de aquella escuela.

– No hay problema – dije –
– Pueden probar, después veremos.

Comenzaron su práctica. Luego de los primeros 30 movimientos de TE WAZA y KERI WAZA, empezaron a agitarse, exhaustos no podían respirar, miraban el reloj, cansados me piden para detenerse unos instantes, etc.

Mientras los otros alumnos cintas blancas, amarillas y verdes, seguían los ejercicios sin claudicar en mis exigencias, demostrando mayor vigor.

Al terminar la hora les pregunté:

– ¿Les gustó nuestro Karate?
-. … si … je … mucho ¿es algo contínuo, no?
-. ¿Usted no explica mucho, no?

– ¡NO!, aquí se practica.

En la próxima clase el Padre los trae nuevamente. Con buena sorpresa los veo entrar con cinturón Blanco. El hijo mayor se acerca con respeto y me dice:

-. Sensei, le pido disculpas, entendí que aquí no podemos usar ese color de cinturón.

– Bien, han avanzado en el primer escalón de Karate. Teniendo buena base alcanzarás los objetivos correctamente.

Practican Karate en Seiken desde aquellos años, Junto a su Padre.

p.d.: ¡¡Felicitaciones Sebastián!!! Por haberte recibido y lograr tu objetivo universitario.

Y cuenta esta historia que cuando Gichin Funakoshi era joven, le gustaba caminar solo entre los pinos que había junto a la ciudad de Shuri, donde vivía.

A menudo subía al Monte Torao y meditaba entre los pinos a la luz de la luna y las estrellas. El Monte Torao es una montaña muy estrecha y arbolada que vista desde lejos recuerda a una cola de tigre. De hecho, el mismo nombre «Torao» significa «cola de tigre».

Y como sus propios alumnos opinaban que el mismo Sensei Funakoshi se asemejaba también a un tigre en su práctica del Karate, escogieron esta figura para convertirla en el símbolo de su Dojo, Shotokan (que también significa «La Casa del Pino», pero esa es otra historia que les voy a contar más adelante …)